sábado, 20 de junio de 2009

My Teacher

La música resonaba estrepitosamente en aquel lugar y rompía con perfección la tranquilidad de la costa. Un joven moreno observaba con atención las estrellas que adornaban perfectamente aquella noche de verano, pero su admiración estaba localizada en el oscuro mar que reflejaba la Luna, el blanco brillo cambiaba con el ondeo de las olas provocando un hipnotizador efecto fantasmal.
Las dudas y reflexiones sobre su vida aparecían a cada instante en su cabeza, logrando que el maestro debiera salir de la celebración algo mareado hace unos momentos atrás. Por suerte la fría brisa marina de aquella ciudad, había calmado a su inquietante cabeza y había conseguido formar una genuina sonrisa en el atractivo rostro trigueño.

- Ash? – una suave y senil voz femenina, llamo la atención del muchacho. Este se giro de inmediato, mientras intentaba reconocer a la mujer que había hablado. Cuando logro ver a la señora, una mueca de asombro adorno su rostro. Esta era más pequeña que él, sus cabellos castaños empezaban a ser reemplazados por finos mechones blanquecinos, y sus ojos eran de un cálido color almendrado. Los ojos sombríos del chico empezaron a humedecerse involuntariamente, al momento que unía las piezas y reconocía por fin a la señora que tenía enfrente. Por su parte, la castaña le sonrió con calidez y alzó sus brazos con lentitud para cruzarlos tras el cuello del moreno, en un maternal abrazo.
- ma… ma… mamá…? - susurró el pelinegro con inquietud y emoción, aun con sus brazos inmóviles en los costados. La dama asintió en silencio, causando una oleada de emoción y tristeza en el chico. este se mantuvo unos segundos en la misma posición, para luego esconder su cabeza en los cabellos impregnados con un aroma familiar y abrazar con fuerza a la mujer que hace más de diez años no veía. Como si su vida se fuera en ello, empezó a susurrar continuamente frases cálidas y cariñosas hacia su madre, mientras su voz se quebraba lentamente y algunas lágrimas revoltosas caían por sus mejillas. Sentía como su corazón latía con fuerza, como sus ojos ardían con cada lágrima, como sus brazos abrazaban fuerte e inconscientemente a su madre, temiendo perderla por una segunda vez; como el odio que alguna vez había sentido hacia ella, se esfumaba dejando sólo cordialidad para sus olvidadas caricias…

Desde la entrada de la terraza, un muchacho de ojos azules miraba con una tierna sonrisa aquella situación. Sus ojos parecían aún más cálidos y brillantes, expresando la emoción que también sentía en aquellas circunstancias. Dirigió su mirar hacia el suelo, en especial a dos criaturas casi idénticas que observaban la escena.

- misión cumplida – exclamó con una sonrisa, mientras les guiñaba un ojo y hacía con su mano derecha, la posición de victoria.
- pika!! – exclamaron al unísono, mientras se tomaban de las patas y empezaban a girar con gracia; era su forma de celebrar. Richie se quedó mirándolos con alegría, para luego observar nuevamente la reconciliación.
- mil veces mejor así… no es cierto Ash? – pensó, para luego retirarse y volver a aquella celebración.

Un tirón nada gentil por parte de Daisy, obligó a la pelirroja a bajar del “pequeño” auto. Misty se tambaleó suavemente con el brusco movimiento, mientras una aglomeración de periodistas se acercaba a ella. Pestañó un par de veces y luego entrecerró sus ojos, sentía las parpadeantes luces quemar sus ojos verdeazulados y como era empujada fuertemente hacia la entrada del lugar. Contempló por un momento el majestuoso edificio de diseño renacentista francés, una mueca de asombro nació de improvisto ante la belleza de sus detalles. Había decidido quedarse un rato viéndolo, cuando su hermana Violet la tomo de los hombros y la obligó a entrar a aquella fiesta, al encuentro inevitable con su nuevo profesor.

- que pasa contigo Feita?? – preguntó Lily preocupada, mientras enrollaba con sus dedos un pequeño y brillante mechón rosado. La colorina la observo con desconfianza por unos segundos, desde cuando se preocupaba tanto por ella??
- nada Lil – contestó aun insegura y con su entrecejo todavía fruncido. Su hermana sonrió ante la respuesta, y luego se retiró de su lado como si su conciencia estuviera tranquila. Por su parte, la pequeña muchacha de cabellos cobrizos se quedó viéndola en silencio, en verdad el papel de amorosa en cualquiera de sus parientes no queda bien.
- pikachu pi!! – chilló una voz alegre, mientras sentía como una criatura se lanzaba a sus brazos con energía y provocaba que cayera en el suelo, sobre sus piernas. A pesar del escándalo, Misty se sentía realmente agradecida con el pokémon que lo había provocado; asi tendría un poco de tiempo para evitar al moreno y además, podía descansar del uso de aquellos zapatos con tacones de aguja. Elevó al suave desconocido hasta la altura de sus ojos verdeazulados. Este tenía un resplandeciente pelaje amarillo, unos pequeños ojos negros y un gracioso flequillo en su frente, que cubría parte de sus ojos.
- sparky? – inquirió insegura la chica, mientras bajaba al animal y lo depositaba suavemente sobre su vestido rojo, que rodeaba totalmente a su cuerpo femenino. Por otra parte, el pikachu saludó intensamente a la pelinaranja y le sonrió con cariño. La muchacha no dudó en responderle de la misma manera.
- pikachu pi? – otra voz similar a la de la criatura amarilla, nació desde atrás de la pelirroja. Ésta se dio vuelta con curiosidad, provocando que sus mechones naranjas se movieran con suavidad tras su espalda. Allí se encontró con un pikachu similar a Sparky, sólo que su pelaje parecía brillar más al igual que sus ojos; tal vez porque no tenía ningún mechón fuera de lugar.
- y este pequeño? – preguntó con sorpresa y una sonrisa transparente, mientras el nuevo animal se sentaba al lado de su igual y sobre el rojo vestido de la chica. – es tu amigo Sparky? Porque está muy lindo – pronunció Misty, para luego acariciar el suave pelaje de ambos pokémons; mientras que estos emitían felices exclamaciones de consentimiento.
- de hecho… son hermanos – contestó una voz masculina tras suyo. La pelirroja se sintió mareada al reconocerla, y un poco más aturdida cuando un perfume varonil envolvió todo su mundo. Se volteó con lentitud, logrando poco a poco que se revelara su rostro maquillado y sonrojado hacia su compañero de escuela… su amor platónico por más de dos años. Entonces lo encontró como lo esperaba. Allí con sus cálidos ojos azules, con su brillante cabello castaño, con su mirada llena de ternura, con mechones cafés y desordenados rozando el inicio de su ancha espalda, con una camisa blanca que marcaba claramente su musculatura, con una corbata negra cuidadosamente arreglada, con su saco prolijamente ordenado.
- ho… hola Rich – exclamó la chica con una sonrisa, luego de cerrar su boca y borrar la estúpida mueca de asombro en su rostro. Éste le sonrió con la calidez que lo caracterizaba y se inclino a su lado, para quedar a su altura.
- vaya Mist! No se porque, pero tenía la esperanza de encontrarte aquí – saludó el chico sin mirarla directamente a los ojos. En vez de eso, parecía importarle más disfrutar del aspecto de la muchacha que tenía a su lado. De pronto se sintió completamente embrujado por la belleza del cabello cobrizo, que bañaba como seda la pálida espalda de la chica. en un acto totalmente impulsivo, el castaño tomo uno de los mechones cobrizos y lo acarició con suavidad, rozando sin querer la piel desnuda de la chica.
- y… y tu… t-tu q-que haces… aquí? – logró balbucear la muchacha, mientras se estremecía involuntariamente por las caricias inconscientes que el chico realizaba. El adolescente dirigió su mirada azulada hacia la chica, consciente de su falta de respeto. Alejó su brazo con rapidez al notar la situación y Misty pudo notar, aunque luego del accidente no se sintió muy segura, que sus mejillas estaban sonrojadas.
- pues … bueno… - inició con voz temblorosa, mientras intentaba rápidamente armar una frase inteligente en su cabeza. No era que no tuviera respuesta, mas bien la situación lo había dejado temporalmente desconcertado y, por que no decirlo, embobado. Tosió con suavidad mientras se erguía, esperando que el autocontrol retomara sus labores. Antes de contestar ayudo a la pelirroja a levantarse de su inusual posición, referente a la celebración que se estaba realizando.
- por lo que sé tú no eres líder de gimnasio – señaló con curiosidad, ya sin rastro de vergüenza ni temor. Estaba arreglando su vestido a la espera de la respuesta, cuando una voz aguda llamó su atención.
- Pikachu pi! – exclamó la criatura amarilla que había conocido recientemente. Esta saltó con agilidad y energía a sus brazos, sin dejar tiempo a la pelirroja para entender la situación. Cuando observó como se acurrucaba en sus brazos con una extraña familiaridad, se limitó a sonreírle y ella misma acariciar su pelaje.
- veo que te llevas bien con “Pikachu” – señaló el chico a su lado, el cual tenía a Sparky apoyado cómodamente en su hombro izquierdo. Misty se le quedó viendo con sorpresa.
- que no te gustaba colocarle nombres a tus pokémons? –
- el no es mio, es de mi hermano – señaló el chico, mientras le ofrecía su brazo izquierdo a la pelirroja. Esta pestañeo un par de veces algo insegura, pero decidió aceptar el gesto con una alegre mueca; al fin y al cabo, Richie era todo un caballero. – por eso sólo se llama Pikachu –
- tienes hermanos?? – preguntó la adolescentes ahora totalmente desconcertada. No saber aquel detalle tan básico hacía que se sintiera insegura sobre la relación que tenía con el castaño, y quien no lo sentiría si ni siquiera sabía de la existencia de aquel hermano.
- asi es señorita Waterflower – contestó una voz que se volvía cada segundo más familiar. Una exclamación aguda de la criatura que portaba en sus brazos y un movimiento veloz, provocó que la pelinaranja se asustara. Dirigió su rostro hacia al frente, aun enganchada al brazo de su amigo que veía la situación complacido, encontrándose con esos cálidos ojos almendrados que empezaba a odiar inexplicablemente. Allí se encontró con su maestro y el amor platónico de sus hermanas: Ash Ketchum…
- espera… KETCHUM??!! – pensó impresionada la pelirroja, a la vez que se culpaba mentalmente por su distraída personalidad. Al fin y al cabo, aquel detalle saltaba a la vista desde cualquier punto de la lógica humana. Llevó su rostro hacia los ojos cálidos de Richie – eso significa que…-
- exactamente, somos hermanos -