- Ash? – su suave voz llegó en un susurro, acompañada por el refrescante viento que aliviaba su rostro en aquel tibio día de verano. Se giró para observar a la muchacha que lo había llamado y sonrió al notar su presencia. Llevaba un bello vestido de playa blanco traslucido, que marcaba su cuerpo pequeño donde se dibujaban fugazmente curvas femeninas, las mismas que aun no se desarrollaban en su totalidad. Su cabello, amarrado en una coleta baja, flotaba libre por la fuerza de la brisa marina como el mismo fuego y sus ojos verde azulados reflejaban el resplandor de la luz solar con la misma calidez del mar tropical. Se acercó hacia él con lentitud y timidez, un comportamiento para su amigo algo innecesario.
- vamos Mist! – exclamó el muchacho algo divertido por el actuar de la pelirroja. Este parecía tener catorce años. Llevaba una musculosa blanca y uno short gris que sobrepasaba sus rodillas. Se podía notar levemente su torso delgado pero fornido, gracias a la corriente que hacía ondear su remera igual que el vestido de su amiga. Sus cabellos azabaches eran desordenados aun más por la situación del tiempo y su piel morena recibía un brillo especial gracias a los rayos en mediodía. – Te he visto con ese traje miles de veces – dijo mientras volvía a su posición anterior a la llegada de la chica. Cuando lo hizo, sus ojos almendrados se llenaron de emoción y deseo. Miraba a una chica de unos doce años, que jugaba con su hermano de diez. Su cabello era corto y castaño, mientras que sus ojos tenían tintes azules.
- Ash… yo… necesito hablar contigo - dijo la muchacha con titubeos llamando la atención nuevamente del chico. Parecía muy nerviosa
- Que sucede Mist? – dijo preocupado, a la vez que se levantaba de la arena.
- podemos ir a caminar? – inquirió la chica mientras dirigía su vista al suelo, aumentando el desconcierto del trigueño.
- de acuerdo – respondió en un susurro.
Cuarto día en la playa. El viaje que habían realizado hacia las islas naranjas por motivo de las vacaciones había sido todo un éxito, por lo que seguramente tendrían otra semana de descanso. Y eso le agradaba. Pero no precisamente el descanso, sino la presencia de todas las personas que quería: Su madre, sus amigos, sus pokémon y… ella… La chica que lo atraía fervorosamente. Todo estaba resultando grandioso, salían juntos a la playa y todos los días se quedaban hasta la madrugada simplemente hablando. Pero su viaje perfecto fue interrumpido por aquella acción tan extraña en la pelirroja.
Espero otro rato más, mientras ideaba hipótesis en su cabeza que lograran explicar la situación. Llevaba sus manos en los bolsillos algo incómodo, mientras observaba de vez en cuando a la chica que tenía a su lado. A pesar de tener dos años menos que ella, había sobrepasado su tamaño hace mucho y podía parecer de su edad perfectamente. Volvió a verla, en busca de las respuestas que todavía no llegaban. Misty se detuvo de improvisto, manteniendo su mirada fija en el suelo.
- Ash… - comenzó nerviosa – necesito decirte algo -
- que pasa? – preguntó de inmediato.
- yo… - dijo la muchacha susurrando, a la vez que levantaba su rostro sonrojado – es que tu… tu…-
- yo que? –
- tu… - la chica cerró sus ojos para tomar aire y luego abrirlos con fuerza – que tu me gustas!! –
Y la situación se torno horriblemente incómoda. La verde mirada de la chica se clavó con valentía en la atónita mirada achocolatada. ¿ Y ahora que haría? ¿ Que respondería? … ¿cómo lo haría sin dañar a la chica que lo observaba angustiada? Y ¿ cómo no dañar la amistad que tenía?... que horrible, horrible situación estaba viviendo el trigueño…
- Misty …. Ugh … yo… - dijo el chico mientras escapaba de su mirada y rascaba su mejilla derecha – es que yo… -
- te gusta May – afirmo la muchacha de inmediato, con tristeza – es eso? –
Y sintió que el tiempo se detenía. Observaba a su amiga asombrado, tanto por su valentía como su decidida personalidad. ¿Lo sabía?¿lo sabía y aun así se atrevió a confesar sus sentimientos?...
- ¿ co… cómo lo sabes? – preguntó el trigueño con sorpresa. La chica siguió su caminar lentamente, Ash debió seguirla.
- instinto de mujer – respondió melancólica luego de unos cuantos minutos, su cálida mirada se había tornado fría producto de la conversación. – lo que me duele es que no me lo hayas dicho, me hubieras ahorrado este mal momento –
- Mist… yo… - inició el muchacho frustrado, le hubiera encantado responder a los sentimientos de la pelirroja, pero el corazón no se dirige.
- no te preocupes Ash – respondió interrumpiéndolo sin voltear a verlo – pero te pediría que no lo comentes con nadie –
- claro que no Mist… - susurro este con algo de lástima en su voz, la que pudo notar su amiga – yo se por lo que…-
- gracias Ash… - fue interrumpido por la pelirroja, que tenía su vista clavada en el piso, escondiendo su mirada cristalina. Levantó esta en un momento después, sorprendiendo al chico que estaba a su lado al notarla alegre – bueno, será mejor que me vaya a la cabaña – señaló la muchacha con una sonrisa, en un claro intento de fuga – seguramente tu madre necesita mi ayuda… -
- Misty… - susurro el moreno, mientras observaba a la chica algo deprimido
- nos vemos! – dijo mientras se despedía con una sonrisa y corría en dirección a la cabaña, dejando muy confundido al joven entrenador. Éste se limitó a observarla en silencio, sintiendo como la brisa que antes refrescaba su adolescente rostro, enfriaba cada parte de su cuerpo y producían un nudo en su garganta que demostraba su angustia.
sábado, 19 de abril de 2008
Mujer Amante | Prólogo I
Publicado por kasumi_21 en 13:51
Etiquetas: Mujer Amante
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